Siempre al acecho, haciéndome sentir indefensa ante ti. Por más que intento huir, siempre logras encontrarme y consigues que caiga en tu regazo, vencida… otra vez.
Me atrapas. Y me envuelves en dulzura, sintiéndome confiada de nuevo, provocando mi rendición sin condiciones, meciéndome en una melodía cálida, suave, seducida por tus promesas… otra vez.
Luego, me dañas, me golpeas sin piedad, desgarrando emociones que atraviesan el alma, haciéndome ver que mi confianza fue un espejismo, que la verdad es muy distinta de mi percepción.
Y elijo otro camino muy lejos de ti, con otro espacio, otro tiempo, otra vida. Pero… te vuelvo a encontrar y… me conoces tan bien… así que, me dejo llevar… otra vez.
Pequeña, insignificante, minúscula. Un puntito en medio del Universo, sin voz ni voto ante lo que acontece a mi alrededor. Siento que, por más que huya, Destino, no quieres olvidarte de mí.
Me encantará recibir tu comentario