– ¡Espera! -gritó Maeve agarrando a Shea de un brazo en pleno inicio del vuelo-. Es mejor que vayamos caminando.
– ¿Por qué? ¡Tardaremos una jornada completa!
– Cuanto más nos alejemos de Aésidhe, más vulnerables seremos. Nuestra luz y tintineo nos delataría en la penumbra y silencio de la mañana. Seamos prudentes. El paseo es largo -sus últimas palabras las dijo emprendiendo el camino, sin esperar opinión de sus compañeras de viaje.
– Paseo… -susurró Shea, malhumorada.
A regañadientes, la siguió y Tianna se colocó a su lado sonriéndole, intentando apaciguar a su emotiva hermana. Continuar leyendo