Pues, durante mucho tiempo, pensé que no era nadie, nadie en especial. Un minúsculo ser entre millones de personas. Sin embargo, las circunstancias en mi vida cambiaron y cambiaron las personas que me rodeaban, provocando un maremagnum de emociones y pensamientos que me llevaron a pensar que sí soy alguien: soy yo.
Y ser yo implica muchas cosas: emociones a flor de piel, miedo a los cambios, desafíos intelectuales, momentos en los que adoro que me invadan las pequeñas cosas, la dulce sensación de ser útil a los demás…
Y supe que ser yo tiene ventajas y desventajas, pero, sobre todo, ser yo me satisface. Aunque, para llegar a esta conclusión, he vivido momentos de hastío de mí misma. Sin embargo, ahora, disfruto de esa satisfacción de ser yo y de vivir todo lo que estoy viviendo, con sus dulzuras y sus amarguras, porque sé que es mi camino, el que yo elegí y en el que soy, al fin, realmente feliz.
22/07/15 at 21:48
Y el gustazo que debe dar cuando te das cuenta que no tienes que rendir cuentas a ninguna sociedad y que, simplemente, con decir que eres tú, y nadie más, te quitas de un plumazo cualquier mierda de encima.
Sí. Lástima que no lo consiga todo el mundo, es una gran pena que sigan ahí, en el anonimato de ellos mismos.
22/07/15 at 22:02
Sabias palabras. No es fácil, pero es un ejercicio necesario. No hay mayor sensación de libertad y realización personal.